UN
TRABAJO “ADICIONAL” CON EL PROBLEMA
Piense por un momento en aquellos motivos que
le han traído por aquí. Los problemas, las dificultades, el malestar… todo eso
siempre ha estado, está y estará en nuestra vida. Cuanto más tratamos de
eliminarlos, más presentes se hacen y más problemas nos traen.
Ud. ya ha practicado con la metáfora del
autobús, del desfile de pancartas, del 95% - 5%, del limón… y sabe que cuanto
más se intenta no sentirse mal, es cuanto mayor malestar se tiene.
Por lo tanto, se hace necesario un cambio de
estrategia, algo diferente que nos lleve a otros derroteros. Ese algo diferente
que le proponemos pasa por analizar con calma la situación siempre que nos
sintamos bloqueados, para lo que hemos utilizado a modo de recordatorio la
palaba ADICIONAL, que significa que
no vamos a intentar eliminar el malestar directamente, sino añadiendo algo
adicional a lo que ya tenemos y viendo si eso nos ayuda.
Adicional
- Analizar si lo que estamos
haciendo va a favor del problema o de lo que no es el problema. Generalmente
debemos marcarnos unos objetivos que serán aquellas metas valiosas a las que
debemos dedicar esfuerzo en alcanzar. Todo aquello que refuerza el problema nos
aleja de nuestros objetivos.
aDicional -
Decidir y elegir si vamos a ir a favor del
problema o a favor de nuestras direcciones valiosas.
Este compromiso
parece muy fácil de hacer en la teoría pero la experiencia a veces nos señala
que cuanto más hemos intentado salir del agujero, más profundo hemos acabado
dentro de él. Por lo tanto, decidir implica dejar algo atrás en el camino y hay
que decidir el qué. Hay que decidir si vamos hacia el problema con nuestros
actos o hacemos algo alternativo.
adIcional – Intentar poner en marcha la
alternativa de conducta que hemos decidido en el punto anterior.
Roma no se hizo en un
día, por ello debe darse tiempo para “practicar” e ir cogiendo poco a poco la
habilidad necesaria. Piense en todo el tiempo que lleva “entrenándose” en su
problema, de manera que Ud. es un experto en pensar, sentirse y actuar de
maneras que le resultan molestas. Ahora es posible que quiera empezar a dedicarle tiempo a la alternativa al
problema y eso lleva su tiempo. Tómeselo con calma. La mejor filosofía sería
“sin prisa, pero ¡¡SIN PAUSA!!”
adiCional – Consciencia,
que supone prestar atención sobre lo que estamos haciendo y tener claro el
objetivo al que queremos llegar.
Significa no actuar
por inercia, ni porque nos presionen desde fuera, o porque sintamos que debemos
actuar así por los demás… La consciencia implica elegir y responsabilizarse de
esas elecciones. Somos los que decidimos lo que hacer siempre, NO podemos
eludir la responsabilidad de lo que hacemos o dejamos de hacer.
adicIonal
– Integrar en nuestra vida
cotidiana los cambios que estamos realizando.
Por la fuerza de la
costumbre, es posible que nos sorprendamos haciendo o pensando “como siempre”.
Eso no es malo, simplemente refleja la costumbre de nuestra mente de recorrer
caminos conocidos. Lo que debemos hacer es acostumbrarnos a hacer las cosas que
a nosotros nos interesan y, para ello, al principio nos tendremos que esforzar
en volver a prestar atención sobre lo que queremos cuando la mente se
distraiga.
adiciOnal
– Observar los resultados cuando
hacemos algo distinto a lo de siempre.
Si la alternativa es
algo a favor de conseguir acercarnos a nuestras metas / direcciones valiosas,
el sentimiento y los pensamientos que aparecerán ahí seguro que son distintos.
Esa es la fuerza de la conducta, que hace que nos vayamos fortaleciendo poco a
poco a la vez que se va debilitando la cadena automática de pensamientos,
emociones y conductas que nos llevan al problema.
Haga algo distinto a
la habitual y observe el efecto que tiene en el contexto que le rodea.
adicioNal
– Nunca rendirse.
Esta frase no es
gratuita, sino que conlleva una potente carga de verdad. No hay que abandonar
jamás nuestra meta, pero hay que diferenciar entre lo que es un abandono
completo y lo que es un descanso necesario. Su objetivo a lo mejor no puede ser
logrado en poco tiempo, sino que deberá invertir un gran trecho y una gran
dedicación. Pues bien, llegados a este punto la clave está en dividir el
trayecto en etapas muy cortas que pueda usted alcanzar conservando fuerzas.
Y ello le resultará
más fácil si separamos las metas a largo y a corto plazo. A largo plazo
hay que mantener una constancia y dirigirse a la meta siempre que se
pueda.
A corto plazo
no siempre tendremos fuerzas o ganas de luchar y entonces es cuando deberemos
plantearnos un descanso. El gran error es seguir luchando cuando estamos
realmente agotados. Eso nos frustra aún más y sólo nos sirve para alimentar el
problema y los pensamientos negativos acerca de que somos incapaces de
solucionar la situación, que somos débiles, etc…
Un viaje de mil
kilómetros empieza con un simple paso. Y seguro que no haríamos esos mil
kilómetros sin parar de andar. ¿Qué es entonces lo que nos lleva a querer
solucionar los problemas de la vida de manera inmediata y sin descanso?
adicionAl – Atención a lo visto en el punto
A (Analizar)
Significa prestar
atención acerca de si estamos realmente en la ruta para acercarnos al problema
o a nuestros objetivos valiosos.
Si descubrimos que
andamos mal orientados, podemos lamentarnos como siempre o simplemente trabajar
para volver a coger la ruta correcta y continuar hacia nuestras metas valiosas.
adicionaL
– Libertad de elegir hacer algo
diferente.
Podemos hacer las
cosas como siempre si nos cansamos de luchar. Realmente esto le sonará, pues es
posible que cuando ha intentado solucionar algo de una manera distinta y no ha
funcionado, su mente le haya arrojado los resultados que conoce a la
perfección.
Lo importante es que
se pare a analizar que realmente esto depende de Ud., de lo que Ud. quiera
hacer y que realmente si esto funciona o no dependerá de la implicación que Ud.
tenga.
Por ello, la última
palabra sobre su bienestar o sobre su malestar ES LA SUYA. Y llegados a este
punto… ¿QUÉ ES LO QUE QUERRÍA DECIR?
Autor:
Aitor Jaén Sánchez, Psicólogo
Reproducción autorizada citando la fuente.
Llegados a este punto... querría darte las gracias por tu ayuda y darte la enhorabuena, eres un gran profesional. Vives tu profesión y no sólo vives de ella, eso es siempre de agradecer. En cuanto a este artículo, recuerdo que fue el primero que me diste a leer. Hoy lo vuelvo leer y se me ocurre decirte que en este universo simbólico en el que nos enredamos de manera casi inevitable -el lenguaje- ni "adicional" ni "trabajo" son palabras tan cruciales en como la palabra "problema", a la que no deberíamos tomar ni miedo ni apego enfermizo sino cercanía y familiaridad; o directamente cariño, si nos ponemos ñoños con las expresiones. Pero está tan cargada de connotaciones negativas que en muchos ámbitos, especialmente en ciertas "culturas" empresariales, deciden que es un término tabú y lo sustituyen directamente por "oportunidad". Curiosamente en su origen -al menos así me lo parece a mí- es más venturoso el problema (lo que te arroja hacia adelante: pro-ballo) que la oportunidad (estar ante un puerto en el que poder anclar tras meses de navegación por los mares: op-portus). Oponemos habitualmente "problema" a "solución" (el tan cacareado "si no formas parte de la solución es que formas parte del problema", por ejemplo) en lugar de relacionarlo con lo que nos proyecta de aquí a allí, de hoy a mañana, de estar quieto a moverse... a vivir. Oportunidad en cambio me parece una palabra marcadamente rentista y teñida de pragmatismo en el sentido más pobre; es aprovechar la ocasión para el avituallamiento y el descanso. Como dices tú, Aitor, parar no es abandonar ni rendirse. Pero hoy escuchamos hablar de "oportunidades" casi siempre en contextos (especialmente en las fantasías publicitarias que interiorizamos no como fantasías precisamente) que me suenan a promesas de agarrar el bienestar, trenes que tienes que pillar al vuelo porque solo pasan una vez, ya no es que a la oportunidad la pinten calva y con un solo pelo para agarrarla... es que "me la quitan de las manos, oigaaa, esta es la última, decídete ya, no te lo pienses más". Y en esas estamos, en que los problemas sin embargo nos obligan a pensar, lo que no significa que no sean urgentes o no requieran decisiones, elecciones (emparentado con "leer", "razonar", etc.). Somos seres problemáticos como afirman los existencialistas, el problema nos constituye, nos arroja hacia adelante y nos proyecta (incluso si decidimos no movernos del sitio... eso ya es una libre elección como creo recordar que decía Ortega y Gasset). Y, oh caprichos de la cultura, nos pintan el problema como un cuadernillo de Problemas Rubio. Y la vida como una ruta de puertos u oportunidades en las que ir haciendo cabotaje en cada tienda on-line para dar solución a nuestros "problemas".
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Jesús.
ResponderEliminarLa realidad puede vestirse de diversas formas, haciendo que las sintamos de muy distinta manera según el "traje" que tengamos puesto. No siempre se trata de pelear, sino de evitar a veces meterse en berenjenales no elegidos que nos pueden hacer profundamente infelices. Aunque nos guste vernos como "campeones" y la sociedad haga un esfuerzo por generar esa imagen idealizada, lo cierto es que más bien somos supervivientes.
Buena suerte en tu aventura y, como seguro diría Nietzsche... "Buena guerra"